jueves, 6 de mayo de 2010

19 días después

A unas horas de finalizar mis prácticas, cumpliendo así mis 20 días de duración de éstas.

Me he dado cuenta de que los niños roban.

Te roban sonrisas, te roban risas, te roban caras alegres, y te roban el corazón.

Te cambian cosas, te hacen trueques sin darte cuenta.

Ellos aspiran tus enfados y los convierten en alegrías e inevitables sonrisas.

Una vez más me he acabado enamorando de esos niños del aula, esta vez, del “aula de las mariposas”.

Desde el más pequeño que con añito, me tomó desde el primer día como figura de apego, haciéndome sentir como una verdadera mamá. Hasta el mayor con 6 que ha intentado ser mi “complice” como responsable de los más pequeños.

Todos y cada uno de ellos me ha dado lo mejor de sí y a pesar de que la comunicación no ha sido tan fluida como deseábamos, hemos logrado hablar sin palabras.

Hemos logrado entendernos mediante caras y gestos, mediante sonidos que no significaban nada, para los demás, pero que eran nuestro abecedario.

Las entradas a clase y las salidas de ésta eran el mejor momento del día. Tanto al verme entrar como salir, 15 niños corrían hacia mí con un montón de besos y abrazos en las manos.

Esos momentos son los que me recuerdan el porque decidí empezar algo que está a punto de terminar.

Me han permitido ser uno más de ellos. Días en el bosque cual Spiderman me sentía, tirándome y rodando por el suelo, ante la mirada atónita de mis tres profesoras, con los ojos bien abiertos y una sonrisa en la cara.

He vuelto a creer que los “legos” son pistolas. Me he convertido en policía, doctora y hasta maestra. Era curioso jugar a creerte lo que serás, en un futuro muy cercano.

Grandes momentos cuando llevaba de la mano a 3, 4 o incluso 5 de los niños y empezábamos a correr, a girarnos, a bailar, a saltar, todo ello, mientras íbamos caminando. Además añadíamos una misión al juego, ésta era hacerlo en silencio, y sin que las profesoras suecas se dieran cuenta, ya que su respuesta habitual era girarse, mirarme, mirar a los niños y pronunciar: “shhhhh, what are do you doing?” La respuesta era fácil, sencilla y rápida. Pero nunca la pronuncié, no lo veía necesario, yo sabía el objetivo de ese juego, para qué compartirlo con alguien a quién no le interesa? Mi resultado era mirar a los pequeños y sonreírles. Ellos me devolvían la sonrisa y así era como comprendía, que hay veces, en las que tienes que saltarte las normas para ser realmente la profesora que llevas dentro. Esa que la gente se empeña en ocultar y echar kilos y kilos de seriedad, aburrimiento y monotonía encima de ella.

Experiencia, confirmación, entusiasmo, aprendizaje, carcajadas, juegos, risas, besos, abrazos, fotos, dibujos, miradas, razones, justificaciones a muchos por qué y ganas de ejercer como maestra, como la mejor maestra del mundo.

Esto es sólo un esquema de lo que me llevo de las prácticas.


3 comentarios:

  1. El título me recuerda al de una pelicula (28 días después)en el que un virus infecta a la población dejándoles en un estado de rabia asesina, pero éste no es el caso jajaja

    No puedo dejar de comparar esta nueva entrada con la anterior y dejar que las conclusiones, tan evidentes, afloren por sí solas: "la paciencia es la madre de la ciencia" y "no por mucho madrugar están los churros más calientes", no, no era así, era "no por mucho madrugar amanece más temprano". En otras palabras, que hay que poner freno a los sentimientos y no dejarnos llevar por las primeras emociones.

    Me alegro de que tus prácticas hayan sido tan positivas para tí y para los pequeños vikingos.

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  2. Me he dado cuenta de que los niños roban.

    Bueno nunca es tarde para ser consciente de ello, aunque ya se sabia y casos hemos tenido como el Vaquilla con una gran currículo delictivo a muy temprana edad, lo que me extraña es que según tus comentarios se amplia a toda una clase y con unas edades tan prematuras de entre 1 año y 6, realmente ese país tiene un gran problema.

    Ya me imagino las medidas de seguridad y precaución que debes de adoptar y aunque debe de ser como menos dubitativo el sentar en los juzgados a un bebito de un año tu obligación es denunciarlo.

    Nos dejas con inquietud y preocupación a la espera de nuevas noticias, cuídate Tati.







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  3. ¡Qué lindo, princesa! :) Te echamos de menos.

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